Para las mujeres, la bicicleta se ha convertido en un aliado para la independencia feminista, ya sea por no depender de otros para desplazarse o por dejar de usar la falda y comenzar a llevar pantalón.
Su invención y masificación fue determinante en la libertad y la consolidación de los derechos de las mujeres. “De esta forma, en sociedades en que la bicicleta ha sido prohibida para ellas, y en que se han modificado normas escritas y sociales, así como mitos y enfermedades asociadas a su uso, se han derribado estereotipos, consolidando nuestra autonomía a partir de los desafíos planteados desde este medio de transporte”, señala Paola Tapia, ex ministra de Transportes y Telecomunicaciones y fundadora de Mujeres en Movimiento.
Han visto en este medio de transporte una forma práctica de manifestarse y hacer visibles sus luchas.
Daniela Suau, ciclista urbana y activista de movilidad sustentable agrega: “La bicicleta llegó a manos de las mujeres antes que su derecho a votar, transformándose en un aliado para obtenerlo. A fines del siglo XIX, fueron muchas las mujeres que se sumaron a la revolución con pedales, desafiando las reglas establecidas de la época sobre lo que podían hacer y lo que no”.
Así fue como la bicicleta se transformó en un instrumento que les permitió a las mujeres conseguir más libertades. Daniela Suau señala que en 1890 se llegó a hablar de una ‘Nueva Mujer’, que rompió con las convenciones sociales (incluida su vestimenta), movilizándose de manera libre, llegando a lugares que antes no le estaban permitidos –gracias a la bicicleta- y del mismo modo que lo hacían los hombres de la época.
“En la actualidad, la bicicleta sigue cumpliendo ese rol, no solo para las mujeres sino para la sociedad en su conjunto y en Chile el mejor ejemplo es la amplia convocatoria que consiguen todos los domingos, desde el estallido social de 2019, la Revolución Ciclista. Así como también las diversas cicletadas feministas y de disidencias, cada vez que llaman a movilizarse en bicicleta, para evidenciar nuestras demandas, como el derecho a la ciudad de disidencias, mujeres y niñas, el derecho a los cuidados y a una vida libre de violencia, entre otras temáticas”, sostiene Suau.
Son múltiples y diversas las barreras a las que se deben enfrentar las mujeres chilenas a la hora de utilizar la bicicleta como medio de transporte. Estas tienen que ver con las formas de movilidad que existen, la manera en que está construida la ciudad, los elementos sociales, culturales, económicos e incluso de género, y la inseguridad.