Tu bicicleta, o bicicletas, deben ser tu motivo de orgullo y alegría. Con un mantenimiento adecuado, una bicicleta puede ser más que un medio eficaz para desplazarse de A a B. Más que una herramienta para mejorar tu forma física o para competir con tus amigos y rivales. Puede ser una fuente de diversión y libertad. Una máquina poderosa que merece que la cuides con cariño.
Igual que los coches, las bicicletas necesitan un mantenimiento regular. Sus piezas móviles deben limpiarse, lubricarse y engrasarse. Las cadenas y las transmisiones se desgastan gradualmente con el uso, al igual que ocurre con los neumáticos y los frenos. Para garantizar la seguridad y mantener la eficacia de tu conducción, debes cuidar tu bicicleta.
Dependiendo de cómo sea tu equipo, su cuidado puede ser tan sencillo como un lavado regular y una visita anual a tu centro de servicio local para realizar una revisión básica. O tan complicado como hacer reconstrucciones completas después de cada día de una competición por etapas como el Tour de Francia o la Cape Epic.
Independientemente del tipo de bicicleta que utilices, su cuidado debe formar parte de tu rutina de conducción. Estamos aquí para ayudarte a conseguirlo. Nuestros conocimientos, recambios originales y centros de servicio se asegurarán de que tu bicicleta siga funcionando sin problemas.
Hay muchas cosas que puedes hacer fácilmente en casa, mientras que hay otras de las que puede ocuparse tu mecánico más cercano. La cuestión es: cuanto mejor cuides tu bicicleta, más horas de pedaleo sin preocupaciones disfrutarás.
El cuidado de tu bicicleta se basa en tres pilares fundamentales:
- Mantenimiento: Por qué es importante y qué señales hay que tener en cuenta para saber cuándo requiere mantenimiento.
- Recambios Originales Shimano: conoce las ventajas de sustituir los componentes desgastados por Recambios Originales Shimano.
- Distribuidor Shimano: lleva tu bicicleta a un mecánico, distribuidor o centro de servicio certificado Shimano para realizar el mantenimiento y las revisiones periódicas.
Mantenimiento: Conoce tu bicicleta
Tú conoces tu bicicleta. Cómo responde cuando pisas fuerte los pedales. Conoces cada marca, cada grieta y cada arroyo. Sientes cuando el cambio empieza a ser impreciso, y la cadena se sale con frecuencia de los platos o de las roldanas. Debes desarrollar esta intuición para saber cuándo las cosas funcionan bien y cuándo no. Cuando tu bicicleta no funciona o no suena bien, ha llegado el momento de revisarla.
Pero el mantenimiento regular empieza mucho antes de que la lleves al taller. Antes de cada salida, una comprobación de la presión de los neumáticos y un control visual de la bicicleta deberían ser suficientes. Apretar los neumáticos entre el pulgar y el índice te permitirá calibrar si están inflados a una presión segura.
Con la práctica, empezarás a ser capaz de estimar la presión de tus neumáticos y saber si necesitas inflarlos ligeramente antes de tu salida.
He aquí otro buen hábito previo a salir: comprueba que los ejes están bien ajustados, que los frenos funcionan bien y que todos los tornillos esenciales están suficientemente apretados.
Solo necesitas unos segundos para recorrer tu bicicleta con la mirada y pasar los dedos por los tornillos clave, pero podría salvarte de una fea caída. Comprueba los frenos a baja velocidad -en los primeros segundos de la marcha- solo para confirmar que funcionan. Quieres que tus frenos te detengan si necesitas echar mano de ellos en caso de emergencia.
Lavar la bicicleta con frecuencia también te ayudará a identificar posibles problemas. Utiliza una solución para el lavado de bicicletas, que ayuda a desengrasar la transmisión y a eliminar el barro y la suciedad de la carretera del cuadro de la misma.
En el cuadro, utiliza un cepillo de cerdas suaves o un paño para eliminar la suciedad persistente. Puedes utilizar un cepillo de cerdas duras o un limpiador de cadenas para la transmisión a fin de eliminar la suciedad de la cadena, el casete y los platos.
Después de lavar la bicicleta, lubrica la cadena. Aplica lubricante para cadenas en el interior de la cadena mientras giras lentamente los pedales hacia atrás para poner una gota de lubricante en cada eslabón. A continuación, comprueba la libertad de giro de las ruedas.
Asegúrate de que los frenos no rozan y comprueba si hay algún chirrido o sensación de arenilla en el eje de pedalier o en la dirección. Los ciclistas de montaña también tendrán que comprobar los pivotes de la suspensión, así como los montantes del amortiguador y la horquilla.
Si detectas algún problema concreto en tu bicicleta, puede que haya llegado el momento de sustituir un componente, o de reparar una pieza existente. Las piezas móviles están sometidas a desgaste, especialmente en condiciones de humedad o barro. Lo mismo ocurre si tu bicicleta está expuesta a la intemperie. Al permanecer fuera de tu casa, oficina o estación, guardada a plena luz del sol y durante la noche.